viernes, 18 de julio de 2008

Eros, Afrodita y Hermes. Diálogo de los dioses. Luciano de Samósata


Afrodita: -Oh, Eros ¿por qué razón te enfrentas entonces a todos los demás dioses: Zeus, Poseidón, Apolo, Rea, a mí, tu madre... y en cambio con Atenea nunca disparas, pues ante ella tu antorcha se apaga, nunca das en el blanco, y tu aljaba se queda sin flechas?
Eros:-Me da miedo, madre. Es temible. Sus ojos tienen un brillo intenso. Toda ella es virilidad. Cuando tiendo el arco y avanzo hacia ella, agita el penacho de su casco y me llena de pavor; tiemblo, y entonces no puedo disparar.
Afrodita:-Ares era más peligroso aún, y sin embargo, pudiste con él.
Eros:-Es que él me acoge amistosamente y hasta me llama, en cambio Atenea siempre me mira con recelo. Una vez la casualidad quiso que yo pasase volando cerca de ella con mi antorcha y oí que me decía: "Si das un paso más, te mato, atravesándote con mi jabalina, cogiéndote por un pie y arrojándote al Tártaro, o haciéndote pedazos con mis propias manos." Esa diosa de mirada matadora que lleva sobra el pecho una espantable figura me ha hecho muchas amenazas como esa, la visión que más me aterroriza de ella es su horrible cabeza cortada, como víboras de cabellera. En efecto, el pánico se apodera de mí y salgo huyendo ante ella. (fragmento)
Acercate vo' ahora nomá vasavé cómo va a cobrá hijo de mil!

No hay comentarios: