martes, 18 de abril de 2017

Loop

Nunca me imaginé que limpiar esa casa iba a ser como una especie de Purgatorio. No sé bien tampoco cuál es el pecado que estoy purgando con esa limpieza, pero de haber uno, seguramente fue serio, sino no estaría tardando tanto. Me parece estar atrapada en esa lógica sin descanso, obligada a ver mi pasado todo el tiempo consumirse en las llamas. También contemplo el pasado de mi pasado, de cuando yo no existía. Se me revelan secretos que pudieron haber sido significativos aunque no signifiquen nada para mí. Tengo la sensación de vivir un deja-vù de culpa por algo que no cometí o sí, pero tengo amnesia y no lo recuerdo. Espero en silencio a que las paredes digan algo, pero siguen perennemente en el momento previo al habla, ese punto cargado de sentido que es el antes de la articulación. Es inútil; nunca nada se ilumina.
El día que me golpeó la realidad de mi situación fue cuando vendí, luego de no pocas vueltas, un colchón. A la semana siguiente encontré otro, exactamente igual, que pasó a ocupar el lugar del colchón que se había ido, como en una especie de ironía macabra y circular. Frustrada lo miré y tuve la certeza de lo infinito de mi tiempo en ese lugar. Y me largué a llorar.