martes, 29 de diciembre de 2009

Liebe ist für alle da

Sí, son las fucking 3 de la mañana de un miércoles 30 de diciembre (para mí todavía martes y con dos vasos de fernet encima y un té de vainilla de postre) y no se me ocurre una razón válidamente razonable para seguir levantada y sin embargo pospongo el sueño tan ansiado que últimamente estoy extendiendo a unas generosísimas 10hs diarias. Debe ser porque hoy (bah, ayer) me llevé un cagaso de reputísima madre cuando un chaboncito entró a robarme en la panadería y se llevó mi queridísimo celulófono en el que yo tenía tantos números que no había anotado.
Bah, bah, no es la muerte de nadie, es cierto, pero para mí que soy un toque trastornada, representa el fin de mi estabilidad mental y una batalla perdida contra la paranoia; rasgo saliente de mi personalidad. Ahora ya no quiero ni ir al baño sola. Y ni tanto que me pasó, creo que toda la gente alrededor mío se asustó más por mí que yo por mí (relacionado con eso de que tampoco me caigo tan determinantemente bien) por lo que al cabo del atraco sólo pensé entre lágrimas

"Mi celulófono"

"Perdí la página del libro de Jane Eyre"

"Y ahora cómo hago para volver mañana"

"Y ahora cómo hago para volver a casa"

"Necesito una bombacha limpia"

Entre todas estas cosas y las preguntas de la policía que me decían "Tenés algún número al cual podamos ubicarte" No pelotudo, me lo acaban de robar "El chico tenía una gorra de lana?" estem... y vos cómo sabías? "Ah, menor de edad" y eso significa que no se van a molestar siquiera en buscar mi celuloide.
Fuera de todo eso, realmente me mueve a reflexión esto de que se está viviendo tan mal que un pobre le roba al otro. Revisando en las cuentas de la panadería, muchos días queda en saldo negativo. Y aún a riesgo de que esto sea leído por mi jefa y amiga Lola, estas matemáticas tan desfavorables me hicieron desistir de mi intento de pedir un pequeño aumento de $3,00 para llegar un poco más holgada a fin de mes.
Y además, yo ya sabía que este año de mierda me había recontrameado un pterodáctilo con cistitis... no podía terminar bien. Igual, ya termina y gracias a Dios!!!
No odio al chaboncito que me sacó la plata y el celular. En todo momento me dijo que estuviera tranquila aunque me apuntaba con un cutter (a lo que le contesté ante la insistencia con un malhumorado "¡ESTOY TRANQUILA!"). No saldría a matar a todos los pungas, realmente me parece que si este chico se hubiera tomado dos minutos para analizar la situación en la que me encuentro yo hubiese dado media vuelta y enfilado para el Palihue. Pero sé que es mucho pedir. No lo odio, no lo justifico tampoco, pero ciertamente no lo odio. Y ojalá que le aproveche y que a mí me llueva un celular nuevo pero sé que ninguna de esas cosas se hará verdad de ninguna forma.
Por lo tanto, ante el espanto que me da tener que enfrentarme a la cama, a la almohada, a las pesadillas o al insomnio estuve agotando mis recursos cibernéticos al punto de buscar desesperadamente el último álbum de Rammstein el cual quisiera tener en mi mp3 para torturarme con metal alemán del que nada entiendo pero "suena lindo". Y pareciera ser que el copyright ha hecho desastres por todos lados y no logro conseguirlo. "Liebe ist für alle da" que significa "El amor está ahí para todos" y en la canción homónima "Hay amor para todos - excepto para mi" en el estribillo (Liebe ist für alle da, nicht für mich). Al menos, el destino este año no me amó... (¿o sí? siguiendo a Rammstein, quizás sea un amor bastante sádico).

jueves, 10 de diciembre de 2009

Cortando clavos...

Sí, estamos acá, reaparecimos. Somos ese tópico del que te cansaste una y otra vez. Pero si volvemos, no será porque no tenés que desprenderte de nosotros?
Estamos en las paredes de tu departamento y a montones.
Estamos en tus neuronas recalcitradas del cansancio.
Estamos en tu vida sentimental... y en tu falta de ella.
Es por eso que cuando estás tranquila nos clavamos en tu columna vertebral para hacerte sentir que no nos dejaste, que no nos guardaste y olvidaste.
Estamos en ese momento tenso que antes era normal pero ahora te da vergüenza.
Estamos cuando te mirás en el espejo de reojo con la total seguridad de que sos la única que se refleja en él y nos sentís, como perseguida.
Estamos en esos rincones oscuros cuando te acordás de él, de él y de él (todos eles distintos).
Y cuando te aferrás a él, para no sufrir. Y cuando no dormís en las noches porque pensás en qué estará pensando... o en quién. Y cuando no querés hablar, para no enterarte de nada, cortando clavos, cortando clavos.
No te resistas. Estamos.