miércoles, 15 de febrero de 2017

Abro la página

Abro la página y pienso
en mi cabeza (porque verdaderamente no la abrí)
que debería escribir de vos
y de repente sé que lo que tengo para escribir son mares
y lo planeo y todo,
pero al final no la abro y no escribo.
Abro la página y pienso
(ahora sí de verdad)
que es imposible hablar de esto,
de vos,
aunque te lo ganaste,
te ganaste este espacio por años y más ahora.
Pero las palabras se atoran,
se empujan, se traban,
están estancadas
y prefiero ignorarlas,
como esa canción que te escribí en sueños,
la noche del día que te fuiste
(con música y todo, eh, mi subconsciente trabajó doble turno).
Y me encuentro ahogada en llanto que no puedo llorar.
Y atosigada de palabras que no puedo escribir,
cuando miro esta página,
que abro,
para poder escribir y darte tu lugar,
pero es tan tarde y tan triste
que en lugar de empezar,
termino,