martes, 26 de abril de 2011

Depredador parásito

Así que seguís escondiéndote entre las sombras. Comiendo las sobras de mi alfombra. Saltando de un lado a otro de mis ventanas... sin ser un roedor, peor que un roedor, ni siquiera una pulga o una mosca... una alucinación, un reflejo o un recuerdo. Seguís retroalimentándote de la piel que se me desprende. Asqueada, mugrosa y desordenada, los ojos desorbitados habitando en los rincones de mi habitación...
¿Y quién era?
Ah, no, debió ser el viento. Acá no hay nadie.
¿Ves? así de insignificante.