martes, 8 de julio de 2008

Argentina doble y a pedazos…



Hoy sacate el mp3 y apagá el televisor. Pensá un poco vos, argentino, en qué significa esta palabra. Qué significa esta Argentina, este pedazo de tierra donde estás parado y pasás sin mayores sobresaltos tus días de miserias y glorias.
Argentina es ponerse la remerita del Ché y gritar el gol en el mundial pero dar vuelta la cara al ver a un cartonero.
Argentina es esa palabra polvorienta con olor a libros viejos de historia y el salir a la calle a vivir en la pura violencia.
Argentina es el inmigrante, el de ayer y el de HOY al que sólo el tiempo coronará de laureles por hacer el trabajo que el hijo de la tierra niega.
Argentina es el “atado con alambre”, es el que “se vayan todos” y el “no te metás”.
Argentina es el lamento constante por la expropiación mientras quien se queja se guarda algún cambio en el bolsillo.
Argentina es cada vez menos el genio incomprendido y más las masas ignorantes. Argentina es el estar acá y sufrirla. Argentina es estar afuera y desgarrarse.
Argentina es la lágrima del pueblo originario, su tortura, su muerte y aniquilación.
Argentina es el dolor agónico y el gozo desenfrenado.
Argentina es la mano compasiva y la cachetada despótica.
Argentina de altas montañas, extensas llanuras y mares azules… contaminados todos.
Argentina es la calidez de la madre que agonizante en el suelo entrega sin reproches sus últimas gotas de leche al hijo voraz.
Argentina del criollo francés y el calchaquí griego.
Argentina de mártires y verdugos, de sangre derramada en lucha fratricida.
Argentina es quien no tiene qué comer y quien tira la comida.
Argentina es la brillantez y la ineptitud.
Argentina de la villa y de Palermo.
Argentina del orgullo y del bochorno.
Argentina tan rota y desnuda, tan ciega y muda como omnipresente y dictadora.
Argentina es una sola y son muchas. Argentina se desgaja y debilita. Argentina quizás un día no exista más.
¿Y qué celebramos este 9 de julio otra vez?
No sé, decímelo vos mejor.

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