lunes, 18 de agosto de 2008

Tan perdida

Aprendete los versos que más te gustan de memoria para olvidarlos después. No vale la pena recitarlos, una vez que son parte tuya, que te pertenecen, dejan de significar lo que tanto anhelaste.

Salgamos antes de perder más tiempo.

-¿Qué hacías?
-Esperaba que mi vida comenzara, sólo eso.
-¿Tuviste suerte?
-Ni un poco, cuando llegaba el tren ya se iba.
-¿No corriste?
-Tenía los pies pesados. La mochila la venía arrastrando.
-Comprendo... ¿y ahora qué haces?
-Eso, ya te dije, espero que mi vida comience. Debe hacerlo algún día, sería preferible, sino no entiendo qué hago aquí si todos ya se fueron. Sólo quedaste tú y llegaste recién. Hasta este momento estaba sola.
-Yo ya me voy.
-Pero no hay nadie. Las vías están vacías. Es un lindo día pero en el Este hay tormenta. Deberías quedarte conmigo, aunque sea no más un momento. Aunque sea hasta que pasen las nubes.
-Las nubes no te preocupan sino tu propia soledad y tus pies de plomo. La tormenta se sentirá de la misma manera aquí y en cinco kilómetros más adelante. Me urge partir, te llevaría, pero ves, llevo carga yo también. Además tus pies de plomo... tus pies de plomo retrasarían mi andar. Parto, adiós, no me olvides, quizás muera pero me urge que la noche no me encuentre aquí, me urge el camino, las vías, me urge el día, el sol y también esa tempestad que parece amenazante. Comprende, sólo me retrasarías.
-Comprendo, mis pies de plomo son una contrariedad incluso para mí. Vé, aprieta el paso en ese caso, no detengas tu marcha por mí. Me ves joven pero tengo un alma añeja y cansada, un alma que ansía el camino pero está agrietada por la escarcha. Te deseo buen viaje, sólo espero que algún otro viajero me encuetre aquí de un momento a otro para compartir no más sea una palabra.
-Me alegra que no me reproches. Quizás puedas tomar el próximo tren
-No necesitas compadecerte ni engañarme con falsas ilusiones. Ya no pasarán más trenes, he visto el último. La gente en el andén corría y se apresuraba, todos sabían que era el último. Probablemente espere algún tiempo más aunque sé que no veré el humo de la locomotora a lo lejos ni el ruido de la máquina susurre de manera creciente como el canto de los insectos en verano en las últimas luces del día. ¡Ja! y yo pretendía que te quedaras, ha sido muy egoísta de mi parte, perdóname.
-No es necesario que te disculpes.
-Lo sé, pero he querido hacerlo de todas formas.
-¿Y qué harás ahora?
-Te lo he dicho antes, esperar a que mi vida comience. Quién sabe, el deseo puede ser tan fuerte que me crezcan alas de hierro que me ayuden con mis pies de plomo... por lo menos a ponerme de pie.
-Lo siento por tí amiga
-Lo siento yo también por mí, lo siento por tu partida y lo siento por todas esas personas que se han ido y me han olvidado aquí sin detenerse o darse vuelta a ver quién quedaba en el camino. Lo siento por ellas porque algún día también tendrán pies de plomo.
-Yo también los tendré
-Pero te quedará la satisfacción de saber que un día de sol decidiste partir a pesar de haber perdido el tren, a pesar de haber visto a alguien al costado que te pidió que te quedaras y a pesar de que nadie ha notado tu ausencia tal como nadie ha notado la mía. Tu harás tu propio camino a incluso si en el futuro te crezcan pies de plomo. No será esto para tí algo de lo que te lamentarás.
-Te volveré a ver entonces.
-Sí, aunque sea en los sueños y volaremos juntos. Hasta ese momento; vé, no tardes más, llegarás al lugar exacto donde alguien te esté esperando.

1 comentario:

Syan dijo...

sabé q siempre hay otro tren, nunca hay un ultimo.
sabe q siempre te voy a ayudar a levantar tus piececitos, ademas, aunq de plomo sean, son chiquititos, y no podrian llegar jamas a ser una carga
Te quiero muchisimo amiga, yo voy a estar con vos
nos dicen q no busqmos, q no esperemos
hagamosle caso y vivamos lo q sea q nos toq vivir