miércoles, 26 de noviembre de 2008

De mi mayor consideración; déjeme de romper las pelotas.

De mi mayo consideración:

Escribo a usted esta doliente misiva puesto que he notado que últimamente soy objeto de sus encarnizadas observaciones, malhumorados berrinches e injustificados gritos. He notado también que usted no ha notado todo el esfuerzo que estoy haciendo últimamente por sobrevivir a mi vida puesto que hoy al almuerzo usted preguntó:

Ah ya te habías dormido?

Por supuesto que YA me había dormido, que usted estaba de prestada en mi pieza y metió quilombo tras quilombo haciendo que me despertara (realmente le reconozco el esfuerzo puesto que ni las sirenas de los bomberos al lado mío logran hacerlo últimamente). Que no lo haya notado no significa que no estuviera cercana a un sueño placentero (o al menos no-realidad), único lugar en el que últimamente me siento no tan mal.
Dése cuenta al mismo tiempo que usted no es la única que tiene problemas y que enfocarse constantemente en las nimiedades cotidianas para hacer una y otra vez un mundo de cada pavada no me ayuda en absoluto. Concientícese de que el hecho de que usted me venga a reclamar idioteces de la más variada índole mientras estoy trabajando (mal o bien del único trabajo que tengo) no me ayuda.
Entienda que su conducta completamente obsesiva me está rompiendo soberanamente las pelotas. No hablemos de la yerba de hoy, me veré en la obligación de recordarle cómo y cuándo la encuentro a usted derrochando otros tan variados recursos de la casa y economía doméstica. Pero usted no lo entenderá y se escudará detrás de los gritos... único recurso que posee para creer que tiene la razón, sígalo pensando así...
simplemente a mí
déjeme de romper las pelotas.

Atte, su hija.

No hay comentarios: