martes, 21 de octubre de 2008

Los días están volviendo a tener ese gusto común, conocido, como a yogur de vainilla. Más parecieran alargarse, más empalaga el sabor dulzón.
Los días están logrando hastiarme con su plétora de oquedades.
¿Por qué lo empalagoso de lo habitual me deja esa sensación de que nada está dicho, de que todo puede cambiar, de que ya no soy la misma?
Los días están llegando a ser intolerables bajo su capa dura acaramelada de sabor a vainilla, una vainilla aburrida, un ir y venir con un después al que uno se acostumbra a esperar pero que no llega y es incierto.
Los días están apelmasándose en mi garganta, haciéndole un nudo con su argamasa acolchonada y grumosa, con ese cansancio de lo habitual que tras acumularse puede provocar la indigestión y el vacío. El vacío de lo conocido y habitual. El vacío de la certidumbre que al mismo tiempo no sabemos qué nos deparará.
Los días están atascados y no bajan a pesar de que se contraigan los músculos encargados de esa digestión. Demasiada glucosa, recargada, reconcentrada. Los días no pasan, ya no los trago, tienen, de nuevo, gusto a vainilla. Odio la vainilla, es tan común y previsible, como los días.

4 comentarios:

Syan dijo...

lei tus dos posteos anteriores
y me gustaron si, ahora...tenes hambre?

fijate, todo de golosa

habiendo hecho comentario tan ubicado, me retiro

Syan dijo...

ahh me registre en igoogle el otro dia, soy tu lumia

Anónimo dijo...

Ahhhhhh, el hastío! Cuestión existencial por mérito propio! Su insistente coqueteo diario con la psiquis se torna estorbo si uno es, por naturaleza, inconformista. Le evito con toda fuerza. Sin embargo, dicha situación, si llega, no la tomo por fatalidad ineludible; mas bien como oportunidad de soluciones creativas! Interprételo como el ascenso, vertiginoso, del πάθος vital que brama con furor a la mente, para inducirla a un estado de fulgorosa lucidez. Aquella que permite trascender lo cotidiano, con dinámicos y coloridos resultados!

Dedícole unos merecidos aplausos por su paladaresca descripción del tema. Casi que las papilas gustativas sentían -artificialmente- la densa vainilla, como si se la estuviese efectivamente degustando! Hay que probarla con cuidadosas dosis; es casi un arte, le diré. A modo de ejemplo: en las usuales ocasiones en que disfruto una buena taza de dulce leche fría (la de vaca... ya le estoy viendo ese gesto pícaro) con medidísimas gotas de esencia de vainilla. Algunas de más pueden marcar la diferencia entre un sano placer culinario o la loca desidia de irse anulando de a poco en la capacidad de catar. Es inusual tomar más de 3 tazas de yogur del sabor al que se refiere; tan sólo una tarde de verano antecedida por actividades físicas de alto impacto (fútbol, atletismo) permite superarlas ampliamente.

Se me viene a la mente un concepto vertido por el compositor cubano Compay Segundo. En un reportaje, le preguntaron sobre su notable longevidad hasta entonces (llevaba unos 90 y tantos), a lo que respondió entre otras cosas, que siempre había probado los diversos placeres de la vida en dosis moderadas, de manera tal que siempre le queden ganas de probar un poco más luego. Para evitar excesos, se entiende. Aunque, si uno hila fino; puede hacer un analogismo con la cuestión del hastío... Esto lo relaciono también con otras ideas, de cierto libro que he leído. Ya le comentaré un día de estos, le aseguro!

"¿Por qué lo empalagoso de lo habitual me deja esa sensación de que nada está dicho, de que todo puede cambiar, de que ya no soy la misma?" - Irene dixit. Lo primero que diré al respecto es que Ud. lo debe saber muy bien, sea lo que sea. Lo segundo será decirle que tiene razón, en tanto se tome cualquier cambio como algo potencial, latente. Considero que uno, de alguna manera, es diferente día tras día. Hasta puede suceder que uno cambie más rápido de lo que intuía, ja!

Las jornadas las doy por previsibles hasta cierto punto. Por supuesto que uno planea y todo. Pero no las doy absolutamente por sentadas y archisabidas. En serio! Un clic y todo cambió a su alrededor. Un clic y todo cambió en su interior. Pueden ser eventos sumamente fortuitos. O impulsados con ahínco. Esto se lo digo con conocimiento de causa.

Ud. piensa a futuro, es algo correctísimo e incontestable. Siga así! Ahora: su presente le cubre con nubes de inercia? Puede suceder! Encare tal estado con sana rebeldía mental. Cuestiónese! Exprima el día al máximo que pueda. Es una cuestión de cierta disciplina interna. Notará cambios. La desafío!

Tengo más para comentarle, pero me detendré por el momento. Le debo los comentarios sobre Kafka y sus consideraciones. Los haré. Aunque... a Ud. se le chispoteó comentar aquí XP Hay algo que no me deja dormir por las noches, a lo cual ruégole me ayude: octubre es el mes... de QUÉ!? XDDD Nos quedamos en el mes de las poéticas nomás?

HRV

lairedepunta dijo...

empiezo por el final porque es lo que más me acuerdo:
los meses temáticos me vienen por inspiración divina... regularmente mes por medio. Si te fijás detenidamente, el primer mes temático fue mayo, junio nada, julio fue el mes opinólogo, agosto prosiguió sin mucho que decir al respecto, septiembre como bien lo ddijiste, el mes de las poéticas y octubre redunda en la nada además porque mi horario excesivamente (y cada vez más)ajustado me libera pocos minutos al día en los que regulamente me resisto a pensar o armar algo coherente. El resultado de esto se ve en la escaséz de entradas de producción propia. Amén de la falta de pulimento de las mismas.
Veamos, qué era lo siguiente...
Ah, si, no, no voy a responder, perdón, es que se fue la inspiración del momento... esto funciona muy así, o sea, por ganómetro jajaja y las ganas están asociadas a la inmediatez, deberás conformarte con las respuestas sucesivas y que esa quede pendiente. Es un pequeño gesto de rebeldía asociado a que no todo debe ser completamente explicado... un halo de misterio siempre en bueno. Además me da mucha paja jajajaja (me re fui a la mierda ahí).
Me alegro que hayas podido evocar el gusto a la vainilla reconcentrada gracias a mis líneas arrebatadas! Es algo super bueno para mi pobre autoestima :D agradézcote!!!
Bien, la vainilla, algo que me parece por demás común y artificial más allá de que lo detesto, excepto cuando se presenta en su estado puro ya que suele desprender un aroma por demás extasiante. A todo esto, probá los sahumerios de vainilla (porbá de encenderlos, no de pasarles un lenguetazo), están muy buenos. A nivel más emocional tengo un pequeño rencor hacia tal gusto, en especial de helado... no pude evitar sangrar por la herida en el posteo, más allá de eso, desde chica me pareció algo sin sentido.
No sé si me queda algo más en el tintero... emmmm, no, espero haber subsanado cualquier tipo de duda o al menos ayudado a que se reproduzcan las mismas jajaja
saludos Mariano