viernes, 2 de septiembre de 2011

La escritura de la monografía

Había una vez un tipito que vivía en Asia Menor en el SII d.C. que se le ocurrió escribir cositas y el pancho con mostaza irrumpe repentinamente para autoproclamarse emperador del huevo frito viendo mis tetas que, honestamente, siento que están más grandes a causa de las preocupaciones de todos los días, Candela, la moto y el autoservicio donde venden sánguches de miga. El imperio romano era un quilombo, la verdad, un puterío, con razón estos tipos se mandaron a mudar y a escribir en otro lado porque con tanta orgía seguramente no se podrían concentrar; hoy pasa algo parecido con internet. Yo propongo seriamente que esto lo tenemos que analizar, dejarnos de romper las pelotas, sentarnos a traducir griego porque en los clásicos está todo, viste y nada. En los paratextos luciánicos podemos observar que la verdad que hoy hizo un día re lindo y no sé cómo poner esta idea acá o cómo acomodarla para que más o menos quede. Y bueno, en conclusión, digamos que está todo bien, el tipito se murió, el mundo siguió adelante hasta su próxima extinción el 21 de diciembre de 2012 para todo el que crea y el que no crea, bueno, se tomará un fernet con coca en la terraza, yo, por lo menos, planeo hacer eso. The end.

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