sábado, 4 de octubre de 2008

BUENOS AIRES

Y la ciudad ahora es como un plano
de mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he aguardado en vano.
Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana; aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.
Aquí la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la mañana;
aquí mi sombra en la no menos vana sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
será por eso que la quiero tanto.
Es tan raro, todo tan raro, a veces. Me encuentro de vez en cuando pensando en mis recuerdos con nostalgia y ternura. Todos mis últimos viajes están atravesados por un deseo interno e irrefrenable de búsqueda, de definición, de identidad. Por eso que al volver, ante una realidad tan desparpajada y harapienta me resistía, lágrimas en los ojos mediantes, a abrazarla y reconciliarme con ella. Por más carenciada que ésta fuera, es mi vida y mal que mal así hay que aceptarla, como lo único propio que tiene uno en este mundo; lo único de lo que no se puede dudar, así como no se duda de que se sufre (y mucho a veces).
Entonces también es raro volver sobre los pasos y mirar desde otra perspectiva, la que te da el tiempo. A finales de marzo sólo me importaba escapar. Huir, rápido, sin mirar atrás, sin sentir, dejar de exponer mis huesos vivos al sol y a la lluvia. Siento mucho el hecho de que Luciana está agradecida porque la acompañé y yo sólo lo hice por causas completamente egoístas. Mochilas a los hombros, pasaje de micro, salimos de Punta Alta, por la ventanilla nuestros padres y al día siguiente las luces matutinas de la gran Ciudad.
Es tan extraño volver. Volver con otra disposición de ánimo y completamente sola. Escapando esta vez, quizás también. Sólo que no estoy muy segura de qué ahora, hoy. ¿Busco algo? No ¿Tengo miedo? Sí, mucho. ¿Expectativas? Sólo un puñadito. ¿Qué excusas me inventaré ahora para volver a mi vida, cuando tenga que regresar?...

Capaz que siempre fui obsesiva. Capaz aquí habría que poner un signo de pregunta. Capaz que acá también, o sea, hipotéticamente debería ser: "¿capaz que siempre fui obsesiva? ¿capaz que aquí habría que poner un signo de pregunta?". De todas formas hay demasiados capaces pero no sólo en la oración. Bueno, bueno, ¿me estaré yendo de tema?

El punto de todo esto era porque me vuelvo a ir. Y la verdad que no será lo mismo nisiquiera por casualidad. Cuando volví de mi primer viaje surgió este espacio.
¿Qué objeto tenía este blog?
Nunca me lo definí bien. Surgió simplemente -y necesariamente- como catarsis. Luego fue mutando como mis estados de ánimo, como mis evoluciones o involuciones mentales.
Todo hasta llegar a este punto.
Este punto en el que digo: "...¿y?..."
...
Sí, siento que estoy en un momento en el que me tengo que calzar los zapatos y salir de la cama, ponerme el saco y abrir la puerta.
"...¿y?..."
seguiría preguntándome
"Y... sí, yo soy esta que está acá, con todo lo que ello implica, ni más ni menos".
Como todo, da miedo pero es hora de que dejes, pequeña Irene, a esa niña al resguardo en tu casa y salgas ya del cascarón. ¿Qué estás esperando? Mirá que el mundo no es paciente.
¿Será la vida una ilusión o sólo mis proyectos, mis castillos, son los aéreos? Nah, basta de futilidades. Parto a Buenos Aires, siendo lo que tenga que ser. Mi destino sólo lo sabe Dios; he de obrar y luego ser feliz, ser útil, o ser... simplemente, ser.

1 comentario:

Syan dijo...

es q, en algun momento se necesita, y al hacerlo te vas a dar cuenta de lo q sos capaz, da miedo, si, mucho. Pero es un miedo lindo. Porq es el miedo q sentiste por hacer una cosa q despues lograste.
No se si te va a aclarar dudas, pensamientos, q te va a ahcer bien, seguro, siempre hacen bien

eso de borges es lo q me gusta jaja

y traeme algo ¬¬