viernes, 8 de enero de 2010

It's a confidence matter, in fact, it's confidential.

A los catorce años pasaba a buscar a mi mejor amiga por su casa para salir a dar una vuelta por el centro puntaltense cuando estaba lindo. Una vez ésta me dijo que su madre le dijo
Apenas salís con Irene las dos agachan la cabeza y se van encorvadas mirando el piso
Diez años y más pasaron de esa época en la que éramos unas adolescentes nerds que en verano se la pasaban encerradas con sus preciados animés y películas. Sin embargo, y a pesar de toda el agua que pasó bajo el puente, no me considero tan alejada de esa personita en cuanto a confianza respecta. La diferencia fundamental es que aprendí a elaborarme una coraza que la gente ve y cree que todo está bien. Bastante me autoconvencí yo también. Últimamente me veo un poco más vulnerable dado este período de poca actividad que deja tiempo y espacio para divagar por turbios recuerdos.
Curiosamente todo se resume bastante a esto; hoy fue un tema que estuve tratando con Damián (y es que uno tiende a rodearse de gente similar) y me doy cuenta de que hay tela abundante de dónde cortar. Me dí cuenta de que hubo un tiempo en el que mi confianza estuvo un poco más elevada pero que declinó terriblemente. No tengo idea de cómo pasó ni de cómo recuperarla. Sé que una buena solución temporal es seguir fingiéndola. Al menos los demás no se enteran y puede que uno se la termine creyendo con el transcurso del tiempo.

1 comentario:

* dijo...

Ciertamente hay mucho y variado por acotar, Irene. Tanto, que me veo con la necesidad de resumir. Más aún, de elegir un sólo concepto para vertir.

Lo que selecciono es decirte que tiendo a considerar que la auto-percepción de confianza responde entre otras cosas a cómo está ese edificio tan importante: nosotros mismos.

Esta analogía es muy acorde a ello. Pensá en una casa. Su cimiento; sus paredes; sus ventanas; su techo; su puerta; sus fachadas internas y externas; sus muebles; su biblioteca. Su morador/a; su vecindario. Etc.

Hay alguna fisura en la pared? Se puede disimular detrás de muebles o adornos. Quien visite la casa podrá (según su propia pericia) advertirlo o no. Pero la fisura conviene arreglarla, especialmente antes del invierno, en donde se supone que llegaría a llover seguido. Es probable que quien esté aquejad@ por tal tema, no sepa solucionarlo en el momento. Puede consultar información y conseguir materiales. Capaz que hasta haya gente en la vecindad que le dé una mano.

Pero lo importante es que quien habita la casa, decide resueltamente hacer de su propio hábitat, un lugar confortable y funcional.

Una morada en donde se esté a gusto. Y en expresión plena.