lunes, 18 de octubre de 2010

Por Athena!


Cuando surgió la idea de hacernos el disfraz en conjunto de los Caballeros del Zodíaco nunca paramos demasiado en los cómos ni los porqués (aunque los cómos después se nos hicieron un insoportable dolor de cabeza). Hoy lunes, a 24hs después de la fiesta, sigo pensando en ciertas cosas que me llamaron la atención a lo largo del día a medida que iba pensando y repensando ciertos aspectos de la fiesta Bahía Bizarren.
Principalmente destaco que no fui la mujer más feliz cuando a Luciana se le ocurrió la idea y fue secundada por el entusiasmo de Román. Enseguida se me pasó por la cabeza la limitación en el tiempo, el escaso presupuesto y mi terca inhabilidad para pegar un botón. A pesar de eso, accedí con cierta reserva. Faltaban dos semanas.
Al paso del tiempo y al agotamiento físico, mental y monetario mi humor se tornaba progresivamente más agrio hasta el punto de llegar a considerar la idea de no ir disfrazada o de no ir siquiera a la fiesta y perder la plata también de la entrada. Tal mi malhumor, tal estaba quedando mi disfraz; desprolijo, apurado y falto de imaginación. Al momento de ver el disfraz de mis compañeros paladines, debo admitir que me sentí incluso mucho más fustrada porque realmente todos lograron magia convirtiéndome en el patito feo del grupo. No ayudó tampoco que el pelo se resistiera al color verde a pesar de la insistencia.
De repente, en un punto de la noche, me olvidé por completo de todas mis limitaciones. Me puse en personaje incluso e iba llamando la atención ya de antemano cuando esa misma mañana, lo reconozco, sentí vergüenza, SÍ, vergüenza, yo, que jamás he tenido problemas para hacer el ridículo.
Y una vez en la fiesta, ser el centro de atención... realmente algo que pensé que iba a resultarme incómodo, me pareció de lo más gratificante!Hasta ganar el concurso por el mejor disfraz hizo que en vez de inhibirme sobre un escenario por estar vestida con cartón forrado, asumiera el papel de caballero defensor de la diosa Athena. Lo más cercano a ser una estrella de Hollywood?? jaja, sí, quizás exagero.
Ese mismísimo día en el que fui carente de toda expectativa ya que el humor y el levante no tienden a separar sus líneas divisorias (y menos en Bahía Blanca), tuve un cierto éxito.
Volví a Punta Alta esa misma noche feliz, en el auto de Román, con Eugenia y Luciana.
Hoy, retomando muchas de estas cosas consideré lo siguiente:
Nos disfrazamos todos, fue un disfraz grupal, en el que nos ayudamos mutuamente, por el que nos aguantamos también mutuamente, por el que nos apoyamos mutuamente, con el que compartimos todos esta experiencia y que, sin duda, si sólo uno se hubiera disfrazado, estoy segura que hubiera pasado inadvertido.
Y también que:
Los Caballeros del Zodíaco, a pesar de que fue una elección casi al azar y porque cuadraba con un grupo de gente de nuestras características, tiene un trasfondo simbólico. Todos pelean y tiran para el mismo lado. Todos entienden sus limitaciones y caen una y mil veces pero no se dan por vencidos. Todos están unidos para bien o mal. Todos son leales entre sí.
Quizás suene a una estupidez, pero los valores que destaco de los Santos de Atena, son los mismos valores que hacen a un grupo unido, fuerte y duradero.
Al final de la noche, a pesar de que tenía a alguien con un fernet en la mano esperándome, sólo quise estar con mis caballeros para compartir la fama y el resto de la noche, saborear la bien merecida victoria por nuestros trajes y reírnos a más no poder de nosotros mismos. No necesité nada más... no necesito nada más. Yo era una sola pero era parte de "un algo más". Ayer volví a ser Irene, pero el caballero Andrómeda ya no se irá de mí.

1 comentario:

LU dijo...

q tierno Hermano!!!!!!
Ikki te quiere y tambien se divirtio mucho con ese hecho.
No nos olvidemos.
Por Atena
(pero una menos borracha)