martes, 27 de julio de 2010

Caja de hierro; exilio.

De un tiempo a esta parte las canciones ya no tienen más sentido, ya no me hablan. Una foto es una foto, una carta es un papel escrito, un cuadro perdió toda su profundidad.
Las cosas me parecen tal como son y priorizo la funcionalidad a otras cualidades.
El tiempo lo paso pensando en cómo hacer más plata, no lo pierdo más escribiendo poesías o leyéndolas.
Prefiero invertir mis sábados a la tarde pegándole patadas a una bolsa de gomaespuma antes que salir a dar una vuelta por ahí o a visitar amigos.
Me olvidé de todo aquello que se relacionaba con la sensibilidad y la ternura, me he vuelto irónica, cínica y distante.
Cuando algún sentimiento se vuelve lo suficientemente fuerte como para causarme preocupación busco cosas para hacer desesperadamente ya que perdí la habilidad de lidiar con ellos.
No lloro tanto, como mucho, me encargo de mí, pero sobre todo, me preocupo por mantener ordenada, limpia y controlada la pequeña caja de hierro donde vivo encerrada.

2 comentarios:

Ale* dijo...

preciso

Demian dijo...

¿En que momento deje que me pasara esto? te lo debes preguntar muy a menudo. Y la sensasion de despertar con ese olor del mundo en la nariz es tedioso.

El mundo huele a mierda pensamos para nosotros, al bañarnos, al almorzar, al estudiar, al sentarnos en una banca, es un olor desagradable...

Pero un día nos damos cuenta que si a donde quiera que vallamos ese olor nos persigue, entonces no es el mundo el que huele a mierda, los que estamos cagados somos nosotros.

¿Sabes? a mi tampoco me gusta a que huelo.